Obsesionada por pintar a mano grandes planos de color para que, dejando al margen el mundo, pueda meditar sobre mis cosas, respirando muy despacio para controlar bien cada pincelada… y de la misma manera no dejar margen de error a cada pensamiento... Observando cada situación desde tantos puntos de vista como me sea posible imaginar. Posicionándome en ellos. Es así como encuentro la razón de una forma de pintura cuya base es la búsqueda de la objetividad, sobre la base de un proceso que es para mi una necesidad absolutamente espiritual.
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La representación simultánea del conjunto y las partes, de lo general y lo particular de una misma figura, por ejemplo, el cubo en su contexto, que es una realidad cúbica y por lo tanto abstracta… es similar al análisis de los fractales, donde, aunque todo se repite a nivel de proporción estructural, nada prevalece igual, y a la vez todo se sujeta a una misma esencia. Donde unas formas se sustituyen por otras, unos motivos por otros, y en ocasiones no sucede nada… Sí, el proceso de trabajo implica dejarse llevar por una sensación de vértigo infinito, y es algo muy personal donde a veces meterse tan adentro da miedo de perder el vínculo con la realidad, pues es un universo infinito…
Por esa razón, tratando de no perderme a mí misma atrapando cada fragmento del caos en mi cabeza, me enfoco en el uso de elementos neutrales, normalmente geométricos como el cubo, la esfera, el cilindro, formas esenciales que confieren claridad, precisión y objetividad, pues me intereso por la potencialidad de estas estructuras básicas del pensamiento, para activar el leitmotiv del deseo, que es en sí la libertad de la forma… principio que haya su puctum de encuentro con la capacidad emotiva del color…(O sea con la capacidad del color para actuar sobre nuestras emociones)
Aunque antes planifique cada pieza digitalmente, proceso en el que analizo varias maneras de plantear un mismo objeto redimensionándolo al plano, no sé qué es lo que más me sorprende siempre, si el proceso mismo de pintarlo y el laberinto infinito que atraviesa mi mente ante el lienzo en blanco y su misteriosa cantidad de posibilidades, o el rigor con que me voy conduciendo a mí misma, buscando el color exacto y respetando las formas predeterminadas con mucha disciplina, mientras más, mejor…, para no “caer al vacío”…
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