El cubo como motivo
No sé por qué, un cubo más que una esfera, o que una forma amorfa por ejemplo, persiste en la mente como la primera figura al imaginar el concepto “espacio”. Abordo ese misterio al recurrir una y otra vez sobre la idea del cubo, pensando en cómo un cubo puede ser tan perfecto que sus ángulos encajen con exactitud y sus lados ajusten a la perfección con otros cubos igualmente perfectos, llenando de cuadraturas un espacio dentro y fuera, y aún más adentro y aún más allá, hasta el infinito...
El origen del cubo como figura geométrica, como recipiente y como forma física. La idea del cubo con sus aristas imaginarias delimitando un objeto, un concepto, una palabra, la relación entre dos elementos, un suceso atrapando en el espacio cubico que delimita mentalmente ese suceso de otros, ocurridos simultáneamente tal vez, o en otros tiempos en ese mismo espacio, u otros posibles sucesos que estén por ocurrir, en este u otros espacios contiguos o superpuestos.
Cuando pienso en el cubo, pienso en la persistencia siempre de unas delimitaciones mentales que nos permiten analizar, determinar, definir, nombrar… siguen la geografía de unos ángulos de percepción y de unas aristas divisorias imaginarias que son la base del pensamiento, en su intento por dominar y poseer más allá de la propia conciencia individual, una conciencia y una inteligencia colectiva…